“Era todo lo que una niña de diez años podía esperar de un hombre. Lo tenía claro, estaba enamorada. Incluso empecé a pensar si el brillo de mi vestido de novia le haría parecer más pálido y diseñé un plan en el que íbamos a acabar ‘juntos para siempre’, tal y como ponía en todos mis cuadernos.”